Cuando llegué a la ya desaparecida Universidad Laboral de Alcalá de Henares enseguida me dí cuenta de que aquello no tenía nada que ver con el internado de Reus.
En primer lugar las dimensiones eran de otro planeta. En Reus no llegábamos al centenar de internos repartidos en dos dormitorios comunitarios. En Alcalá, llegamos a ser más de tres mil en un edificio de dimensiones impresionantes para mí.
En segundo, el régimen disciplinario era como haber cambiado de siglo; del control total impuesto por los religiosos salesianos de Reus me encontré en un centro dirigido por unos educadores laicos la mayoría de los cuales eran estudiantes, poco mayores que nosotros, que alternaban su trabajo con sus estudios en la Universidad de Madrid.
En tercero, el centro acababa de ser inaugurado en medio de la provisionalidad; las clases tardaron un mes en empezar, faltaban alumnos por incorporarse, profesores por llegar y los libros de algunas asignaturas no llegaron hasta Navidad.
Todas aquellas circunstancias unidas a las socio-políticas del momento, en torno a mayo del 68, llevaron al centro a una situación "interesante" en la que los alumnos llegamos a tener una cuota de poder por encima de lo que el régimen podía permitir. Así pues, al año siguiente de que yo abandonará el centro, a raíz de unos disturbios internos, que obligaron a la intervención de las fuerzas del orden, se regularizó la situación mediante un proceso de expulsiones a gran escala.
Estuve tres años, Bachiller Superior y Preu. Yo que había empezado el Bachiller siendo alumno de matricula de honor acabé siendo uno del montón. Eramos una plataforma para la propaganda del régimen, la mayoría de origen humilde, todos becados y con la obligación de aprobarlo todo con solvencia; perdías la beca si no sacabas medias que llegaron a ser de siete sobre diez. En el último curso allí no quedaba nadie que no fuera un lumbreras en algo.
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| La Universidad Laboral antes del derribo parcial (foto de luipermon en flick) |
En segundo, el régimen disciplinario era como haber cambiado de siglo; del control total impuesto por los religiosos salesianos de Reus me encontré en un centro dirigido por unos educadores laicos la mayoría de los cuales eran estudiantes, poco mayores que nosotros, que alternaban su trabajo con sus estudios en la Universidad de Madrid.
En tercero, el centro acababa de ser inaugurado en medio de la provisionalidad; las clases tardaron un mes en empezar, faltaban alumnos por incorporarse, profesores por llegar y los libros de algunas asignaturas no llegaron hasta Navidad.
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| Documento que hace referencia a los disturbios |
Estuve tres años, Bachiller Superior y Preu. Yo que había empezado el Bachiller siendo alumno de matricula de honor acabé siendo uno del montón. Eramos una plataforma para la propaganda del régimen, la mayoría de origen humilde, todos becados y con la obligación de aprobarlo todo con solvencia; perdías la beca si no sacabas medias que llegaron a ser de siete sobre diez. En el último curso allí no quedaba nadie que no fuera un lumbreras en algo.
Al contrario que tú, yo aprendí muchísimo, entré en el 69 y salí con estudios y una carrera deportiva, los profesores eran todos eminentes en sus asignaturas.Guardo un grato recuerdo de aquellos tiempos. Alguien sabe si existe algún dato o wep de antiguos alumnos, se me ha despistado muchos.
ResponderEliminarAprendiste mucho pero comprendiste poco. No has entendido nada de lo escrito.
EliminarAprendí mucho y comprendí más. No nos conocemos y, por tanto, tú no no tienes la información de lo que fueron mis tres años en la ULAH. Respeto tu texto y opinión y estoy seguro de mi criterio personal. Un cordial saludo.
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